Comparto con ustedes este fragmento de nuestra bitácora:
"Día Jueves 15/11, son las 10:04 am. Nuestro Bus se encuentra estacionado y equipado para recibir a los diversos grupos de niños que ya con ansias desde ayer nos piden conocer "lo que hay adentro del bus". Por eso, no descuidamos ningún detalle... los vemos aparecer tras la mampara, todos formaditos, con sus cotonas blancas (detalle muy bonito y ad hoc con el que nos sorprendieron) y en los últimos metros ya los veo agolpándose por ser los primeros en subir. Son del 5º año B, y serán los primeros niños que trabajarán dentro del Bus ConCiencia. Por lo mismo quizás nosotros estemos tan nerviosos (o más) que ellos.
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| Me perdonarán si los niños de la foto no coinciden con el curso del relato, pero entre tantos que subieron, casi no puedo distinguir a qué curso pertenece cada uno. |
Luego del recibimiento formal y de dar el inicio a la clase, comenzamos a avanzar en los contenidos y por supuesto, ¡¡llega el momento de experimentar!!.Observar sus caritas de asombro frente a fenómenos u objetos que vistos en contextos más corrientes pasarían desapercibidos, nos llena de una alegría que no tiene precio. ¿Por qué el tiempo avanza tan rápido cuando lo pasamos bien?, nos preguntan, con ganas de que la clase no termine. Los dejamos que prueben distintos caminos para lograr responder la pregunta que guía la clase, y haciendo hincapié en que logren trabajar en un equipo, que planteen una discusión integradora, constructiva, donde nadie quede fuera, llegamos a las conclusiones. Para satisfacción nuestra, construyen una respuesta bastante concisa y coherente con su trabajo, de manera que el profesor al contrastarla con la teoría les comunica que han logrado responder su pregunta acertadamente solo recurriendo a sus conocimientos previos y al trabajo realizado durante la hora de clases. Los niños se ven muy felices, y es probable que su autoestima esté un poco más alta que antes de subir al bus".
Al volverlo a leer no puedo dejar de preguntarme, ¿qué sería de todos nuestros niños, de todos nuestros escolares, si buscáramos encantarlos con lo que aprenden?, ¿si nos enfocáramos en los aprendizajes "más vivenciales" (habilidades-destrezas, valores-actitudes para algunos, competencias para otros, para mi ninguna de las anteriores), que en el aprendizaje de contenidos?. ¿Si buscáramos integrar el trabajo de todos en un equipo, y no seguir fomentando las individualidades?...
Todavía estamos a tiempo de cambiar para mejor las cosas, estoy consciente que sólo somos un granito de arena. Sin embargo, si ese granito aportado durante nuestra visita logró darle alas a un(a) sólo(a) niño(a) para superarse, si logramos inspirar a un(a) profesor(a) a integrar nuevas estrategias para la enseñanza de las ciencias, nos convencimos que nuestra semilla cayó en un suelo fértil, y que debemos seguir multiplicando nuestros esfuerzos para darle larga vida al Bus ConCiencia.
¡Nos vemos en la ruta!.
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